Estimadas diputadas y diputados de la Comisión de Pobreza de la Asamblea Regional:
Como cada año tras su publicación por parte de EAPN España (Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social), los datos contenidos en el informe “Estado de la Pobreza, seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España” han formado parte del debate en la Asamblea Regional. Consideramos que es conveniente hacer algunas aclaraciones sobre dicho informe, en particular sobre la idea de pobreza que contiene y el indicador que lo sustenta. En estas aclaraciones, nos referiremos a fuentes oficiales por lo que adelantamos que no se trata de argumentos de EAPN sino de consensos oficiales a nivel europeo.
El Consejo de Ministros de la Comunidad Económica Europea, en el marco del segundo programa de lucha contra la pobreza, definió la pobreza como “la situación de personas, familias y grupos, cuyos recursos económicos, sociales y culturales son tan limitados que les excluyen del modo de vida que se considera aceptable en la sociedad en la que viven” (CEE, 1984). Esta nueva concepción introducía el carácter relativo, estructural, multifactorial y multidimensional del término pobreza. Se superaba la idea tradicional de medir la pobreza en función de cuántas personas se veían obligadas a pasar el día con una determinada cantidad de euros por día.
En esta evolución de la idea de pobreza fue determinante la definición de la exclusión como una situación sobrevenida de desfavorecimiento, que deja a las personas fuera de algún tipo de sistema (laboral, económico, social, político, cultural, etc.), que limita las oportunidades de acceso a mecanismos de protección y las acaba privando de derechos. El término de exclusión social se consolidó a través de la actuación de la Unión Europea, que contribuyó a su conceptualización y difusión. Con la Estrategia de Lisboa, en el año 2000, pasa a formar parte de las iniciativas de lucha contra la pobreza (y la exclusión).
La pobreza, sobrepasada la idea reduccionista de lo monetario, es una cuestión ineludible si de lo que se trata es de construir una sociedad cohesionada y democrática que, por definición, es incompatible con grandes diferencias entre grupos de población. Cobra, así, mucho sentido la existencia de indicadores relativos que permitan comparar a quienes están mejor con los que no. Tiene todo la razón de ser establecer los criterios de pobreza y exclusión de forma relativa, en función “del modo de vida que se considera aceptable en la sociedad en la que viven” las personas que las sufren, pues la situación de pobreza no es la misma en España que en Haití, en Murcia que en El Alto, ni siquiera en Murcia y en Roma.
La Estrategia de Lisboa dio paso a la Estrategia 2020 que es la agenda de crecimiento y empleo de la UE en esta década. Ha sido diseñada, aprobada e impulsada por la Comisión Europea.
La Estrategia 2020 incluye unos objetivos con unos indicadores de cumplimiento muy concretos. Con el propósito de poder verificarlos, se definió el indicador AROPE (“At Risk Of Poverty and/or Exclusion”) y una metodología normalizada para su cálculo anual en cada uno de los países de la UE. Este indicador supone una ampliación del indicador de pobreza relativa al combinarlo con la privación material severa y la baja intensidad en el trabajo de los hogares, recogiendo así el carácter multidimensional de la pobreza y la exclusión social. En otras palabras, es la herramienta estadística que permite traducir en números el actual concepto de pobreza.
El indicador AROPE es consecuencia del consenso dentro de la Comisión Europea y de la asistencia científica de EUROSTAT. Además, la recogida anual de los datos es responsabilidad del Instituto Nacional de Estadística. El indicador AROPE y sus componentes están calculados a partir de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV). El objetivo general de la ECV “es la producción sistemática de estadísticas comunitarias sobre la renta y las condiciones de vida, que incluyan datos transversales y longitudinales comparables y actualizados sobre la renta, el nivel y composición de la pobreza y la exclusión social, a escala nacional y europea”. La ECV sigue una metodología homologada en el conjunto de la UE, con criterios de obtención de datos y de construcción de indicadores idénticos para todos los países y cuyos resultados son recogidos por EUROSTAT a través de la European Union Statistics on Income and Living Conditions (EU-SILC).
Si se pone en cuestión el indicador AROPE, se pone en cuestión toda la Estrategia 2020, a la Comisión Europea, a EUROSTAT y al INE.
Finalmente, lo que hace la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social es examinar cada año la evolución del indicador AROPE y el grado de cumplimiento de los compromisos españoles. Los resultados de este esfuerzo se presentan en nuestro informe anual “El Estado de la Pobreza”. Este informe está elaborado a partir de datos obtenidos de fuentes de información oficiales. Buena parte de la información ofrecida se encuentra disponible en la propia fuente, y el resto se obtiene mediante una explotación propia de los microdatos oficiales.
“El Estado de la Pobreza” es, en resumen, un informe realizado para verificar con datos oficiales (Comisión Europea, EUROSTAT, INE) el cumplimiento de objetivos oficiales (Estrategia 2020) de lucha contra la pobreza y la exclusión.