Este es el manifiesto que se leyó en la concentración contra la pobreza celebrada el 16 de octubre de 2025 en la plaza de Santo Domingo (Murcia)
Mañana es 17 de octubre, el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.
Después de los sucesos racistas de Torre Pacheco contra muchas de nuestras vecinas y vecinos y después de todo lo que se está diciendo contra las zagalas y zagales que han llegado a Murcia en busca de una vida mejor sin la compañía de una persona adulta, a la Coordinadora de ONGs para el Desarrollo y a la Red de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social nos ha parecido que era el momento oportuno para juntarnos en la calle, en un espacio que nos pertenece a todas, y levantar nuestra voz contra la pobreza, contra el racismo y contra el odio.
Una de cada tres murcianas y murcianos está en riesgo de pobreza y exclusión social en la Región de Murcia. Es decir, más de medio millón de personas.
La Región de Murcia es la tercera Comunidad Autónoma con más pobreza del país. Somos la segunda con más pobreza severa. Y somos la primera en cuanto a pobreza infantil. Casi la mitad de nuestras niñas y niños están en pobreza. Medalla de bronce, plata y oro en las peores categorías.
Mientras existan estos índices tan elevados de pobreza, nuestra región no podrá ser una tierra plenamente libre y democrática.
La pobreza en la Región de Murcia no la podemos entender sin la pobreza del Estado español, de la misma forma que la realidad española no se puede entender fuera del contexto mundial. Por lo tanto, nuestra mirada debe ser amplia, debe abarcar lo que tenemos aquí al lado y lo que está más allá de nuestras fronteras. Debemos mirar con gafas de cerca, con prismáticos y con telescopio.
Esa mirada global que proponemos tiene que ser minuciosa. Debe abarcar la imagen completa pero tiene que pararse en los detalles y usar lupa cuando sea necesario. Tiene que ser una mirada crítica que dé lugar a palabras que señalen sin pudor lo que está mal y que llamen a las cosas por su nombre, a la aporofobia, aporofobia y al racismo, racismo. Y, por supuesto, tiene que ser constructiva. Tenemos que arriesgarnos a proponer respuestas a las preguntas actuales y soluciones a los problemas que impiden el bien común.
Podemos ver con claridad qué es lo que no queremos.
No queremos un mercado laboral en el que la riqueza se concentra en manos de unos pocos a costa del trabajo mal pagado de muchos.
No queremos unas viviendas levantadas como inversiones y no como derechos. No queremos unas viviendas construidas para albergar turistas mientras hay gente en nuestros barrios viviendo en la calle o en infraviviendas.
No queremos una infancia que debe crecer sobre los complejos, la cortedad de miras y los odios de los adultos. No podemos consentir que nuestras niñas y niños acaben convertidos en monedas de cambio y chivos expiatorios.
No queremos un orden mundial que gira alimentado a costa de la guerra, el colonialismo y el genocidio. Hoy y siempre enviamos nuestra solidaridad al pueblo palestino.
Vemos lo que no queremos tanto como sabemos imaginar lo que queremos.
Queremos una sociedad que se construya sobre los derechos de todas y todos, que se levante desde la justicia y la solidaridad y que se mueva por el interés común.
Son grandes palabras pero que se pueden concretar desde ya mismo en acciones específicas como recuperar las políticas regionales de cooperación al desarrollo casi desaparecidas, diseñar y poner en marcha cuando antes la Estrategia regional de lucha contra la pobreza y romper con todos aquellos que propagan el racismo y el odio contra nuestras vecinas y vecinos.
El 17 de octubre no es un día de celebración, al menos no hay nada que celebrar en cuanto a la pobreza. Aunque sí que podemos celebrar los valores que nos han llevado y que nos mantienen en la convicción de que hay que luchar por el bien común.
Decíamos al principio que queríamos juntarnos en la calle para levantar la voz contra la pobreza, el racismo y el odio. Pero también la queremos levantar a favor de la convivencia, la solidaridad, la alegría, el cariño, el compromiso y la convicción de que acabaremos por conseguir una región y un mundo en el que todos los derechos serán para todo el mundo por igual.
El manifiesto lo leyeron Abderrezzak Drioua, presidente de Murcia Acoge y que trabaja en la sede que tienen en Torre Pacheco, y Khadija El Matalib coordinadora Convive Fundación Cepaim de Cartagena y que estuvo en el equipo de mediación de emergencias en Torre Pacheco en julio. Los dos trabajan en Torre Pacheco y de esta forma queremos recordar los sucesos racistas de julio para exigir que no se vuelvan a repetir y rendir homenaje a todas las entidades sociales que trabajan a diario contra la pobreza a pesar de todas las dificultades.