El pasado 07 de julio de 2022, Rosa Cano, presidenta de EAPN-RM, compareció ante la Comisión de Infancia y Adolescencia de la Asamblea Regional (Murcia). Sus palabras se pueden volver a ver y oír en el canal de Youtube de la Asamblea Regional. Además, compartimos aquí el texto en el que basó su intervención.
(Texto en el que se basó la intervención de Rosa Cano)
Quien me haya oído hablar de pobreza en alguna otra ocasión, o quien haya oído a alguien hablando en nombre de la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza, es posible que haya escuchado una idea que repetimos cada vez que tenemos ocasión y que consiste en señalar que la pobreza es una realidad compleja que debe ser entendida y enfrentada desde todos sus ángulos.
Esta afirmación, esta perspectiva integral de la pobreza, se puede formular de diversas maneras. Por ejemplo, solemos afirmar que la lucha contra la pobreza no es una cuestión solo de servicios sociales y que debe implicar a todo el Gobierno Regional. Podemos decir también, y esto aborda directamente el motivo de esta Comisión, que no existen niñas o niños pobres en familias que no lo sean. El niño pobre lo es porque vive en una familia pobre, seguramente en un barrio pobre. La pobreza infantil conmueve de forma especial pero no deja de ser una manifestación concreta de la pobreza.
En mi intervención, hablaré, por tanto, de pobreza infantil pero teniendo en cuenta precisamente que se enmarca en la pobreza como realidad compleja. Voy a ofrecerles algunos datos en este sentido.
Hace ahora un año, presentamos una investigación que hicimos junto a la Universidad de Murcia (dirigida por el profesor Antonio Losa) y que fue financiada por la Dirección General de Servicios Sociales y Relaciones con el Tercer Sector. Era una investigación que analizaba el impacto de la pandemia en las familias con menores de la Región de Murcia. En su momento, fue de las primeras investigaciones (por no decir la primera) que ofreció datos recogidos directamente de las familias sobre lo que les supuso la pandemia. La investigación, además, compara el efecto de cada indicador recogido entre la media de las familias y las familias en pobreza. Prácticamente en la totalidad de estos indicadores, el efecto de la pandemia fue peor en quien pero estaba antes de la misma.
En los ingresos. Algo más de la mitad de los hogares (54,5%) con menores de la Región de Murcia experimentó una merma de ingresos por efectos de la pandemia. En el caso de los hogares en riesgo de exclusión, el porcentaje se disparó hasta el 67,0% (12,5 puntos más).
En el empleo. Mientras que en el conjunto de hogares con menores de la Región de Murcia, un 44% se vio afectado por la pérdida temporal o permanente del empleo, en las familias en riesgo de exclusión fue el 60,1%.
La vivienda. El 26,8% de los hogares en riesgo de exclusión considera que las condiciones de sus viviendas son “malas” o “muy malas” ante un confinamiento (frente al 16% de la media regional).
La salud. El estado de salud de las chicas y chicos se ha visto afectado en el 37,4% de las familias en riesgo de exclusión (algo más de 6 puntos sobre la media regional). La pandemia ha tenido un importante efecto en la pérdida de sociabilidad de las y los menores, al haber limitado de forma notable las posibilidades de interacción, tanto en los centros educativos como fuera de éstos. El grupo de adolescentes es percibido como el más afectado por esta situación. Una situación que tendrá consecuencias directas en su bienestar y salud mental.
La investigación sobre el impacto de la covid-19 preguntó a las familias murcianas también sobre el acceso a recursos digitales y, por tanto, sobre la brecha digital.
La posibilidad de disponer de un ordenador en casa forma parte de un indicador de pobreza que se viene recogiendo desde hace tiempo. Pero la carencia de recursos digitales ha cobrado en la actualidad una dimensión esencial. No les descubro nada si les digo que la pandemia y el confinamiento han convertido a las tecnologías digitales, si no lo eran ya, en imprescindibles.
Conviene, en todo caso, apuntar que la brecha digital ya estaba ahí antes de la pandemia. De hecho, antes de 2020, el 24,3% de la población menor de 16 años en riesgo de pobreza y exclusión de la Región de Murcia no podía permitirse disponer de un ordenador.
En consonancia con lo anterior, la investigación sobre el impacto de la covid-19 mostró que la utilización del teléfono móvil como medio de apoyo para la realización de las tareas escolares fue mucho más frecuente en las familias en riesgo de exclusión (32,3%) que en el total de hogares, donde se quedó en el 16,6%. Hay que tener en cuenta que no es lo mismo, ni por asomo, estudiar en un ordenador, con teclado y monitor, que con un simple teléfono donde, por ejemplo, teclear una redacción puede ser una tarea interminable.
La brecha digital se define ya como una brecha que depende de 3 elementos: contar con los dispositivos necesarios, disponer de una conexión a internet adecuada y tener la formación necesaria para usar estas tecnologías. Un 34,7% de las madres y padres de familias en pobreza de la región tenían un dominio bajo de las tecnologías digitales y, por tanto, tuvieron dificultades para ayudar a sus hijas e hijos a realizar las tareas escolares.
[Se puede leer el informe de la investigación AQUÍ]
Como les decía, el impacto de la pandemia ha sido mucho peor en las familias que llegaron a ella estando ya en situaciones de precariedad y vulnerabilidad. Esta es una ley que se cumple en todas las crisis y es una evidencia que refuerza uno de los principios que la EAPN Región de Murcia defiende en la lucha contra la pobreza: tenemos que hacer más por quien está peor para que todos acabemos estando bien. Si esta idea siempre ha sido válida, ahora lo es más que nunca. Especialmente si a todo lo anterior le sumamos los últimos datos de AROPE que conocimos la semana pasada.
La investigación a la que me he referido hasta ahora sirvió como una primera aproximación al impacto de la pandemia. Un impacto que ya conocemos en detalle pues la semana pasada el INE publicó los datos de AROPE, es decir, del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social, que incluyen la renta de 2020 y, por tanto, recogen el impacto en la población española y murciana de los primeros meses de pandemia.
Después de que este indicador descendiera de forma consecutiva desde 2014, ha aumentado hasta alcanzar al 33,8% de la población. La subida era previsible pero en la región ha sido notablemente mayor que en la media nacional. Mientras que en el conjunto del país ha subido menos de un punto (pasando del 27% al 27,8%), en la región la subida ha sido de cuatro puntos. En términos absolutos, el riesgo de pobreza y exclusión social afecta a 513.248 de nuestras vecinas y vecinos.
El AROPE, el indicador al que me estoy refiriendo, es el indicador definido por Eurostat y, por tanto, el que toman como referencia todos los países de la UE y con el que el INE realiza la Encuesta de Condiciones de Vida. Es, dicho en otras palabras, el indicador oficial para medir la pobreza.
En lo que se refiere a pobreza infantil nos encontramos con una dificultad y es que en las mediciones del AROPE, la edad de 16 años es la que marca la diferencia porque es la edad laboral. Podemos, por tanto conocer el riesgo de pobreza y exclusión social hasta los 16 años. Los del último AROPE todavía no se han conocido y nos tenemos que ir a la una investigación de la red (en 2019) en la que encontramos que el riesgo de pobreza y exclusión social entre los y las menores de 16 años era del 34,7%.
Principales datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida
[Puedes conocer más sobre las cifras de pobreza en la Región de Murcia en nuestra página dedicada a los principales indicadores]
Además de toda esta información derivada de investigaciones y encuestas, contamos con la experiencia directa de las profesionales de las 42 entidades que forman la Red de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social en la Región de Murcia.
La EAPN Región de Murcia cuenta con distintos grupos de trabajo. Estos grupos son una de nuestras fortalezas y aportan un valor añadido a través de la experiencia de trabajo junto a las personas en situación de pobreza. Nos gusta decir que son “nuestros pies en el suelo y nuestro dardo en la diana”.
Desde hace ya algunos meses, los distintos grupos de trabajo de la red están analizando los principales problemas que algunos derechos encuentran en nuestra región: empleo, vivienda, ingresos suficientes… Uno de esos grupos está dedicado al Derecho a la Educación.
Se haría muy largo si les contara las causas que han identificado que dificultan el acceso pleno a la educación. Pero sí quiero señalar que una de esas causas son las desigualdades de partida. Estas desigualdades de partida, que de nuevo nos conectan con la visión integral de la pobreza porque nos hablan de los trabajos precarios de las madres y padres o de viviendas en malas condiciones, son algunas de las razones que explican el fracaso y abandono escolar. Un fracaso que no hay que cargar sobre las espaldas de nuestras chicas y chicos sino sobre la responsabilidad que los adultos tenemos en esta sociedad que hemos construido.
La tasa de abandono escolar se refiere a la tasa de jóvenes de 18 a 24 años que no han completado la segunda etapa de Educación Secundaria (FP de Grado Medio, Básica o Bachillerato) y no siguen ningún tipo de formación. En la Región de Murcia fue del 17,3% en 2021. Esto supone, es verdad, seis puntos de mejora respecto al año anterior (cuando fue del 23%). Pero es 4 puntos mayor que la media nacional (del 13,3%).
Todo esto tiene consecuencias y el grupo de Derecho a la Educación, que trabaja directamente con chicas y chicos en situación de pobreza, identifica como una de las peores la sensación de falta de futuro. Deberíamos preguntarnos, y la Asamblea Regional, donde reside la soberanía de las murcianas y murcianos es un buen lugar para hacer esta pregunta, qué clase de región estamos construyendo si parte de nuestra adolescencia y juventud no tiene confianza en el futuro.
Para que esto no sea así, contamos con la política, es decir, con la posibilidad de tomar medidas dirigidas a asegurar el bien común. De hecho, en esta región contamos con el II Pacto de Lucha Contra la Pobreza.
Entiendo que la mayoría de ustedes conocerán este pacto que se formuló en su momento desde la idea de que la lucha contra la pobreza debe ser integral. Tanto es así que las 50 medidas que en él se recogen se organizan alrededor de 8 ejes de actuación que implican en mayor o menor medida a la totalidad de consejerías del Gobierno Regional. No hay un eje de infancia, adolescencia o juventud pero la mayoría de estas medidas, de cumplirse, repercutirán en la mejora de la calidad de vida de nuestras infancia y adolescencia.
[Se puede leer el pacto AQUÍ]
Por ejemplo, el pacto pide que se mejore la empleabilidad de la población más vulnerable o que se fomente la contratación y calidad en el empleo. Un empleo de calidad, en una región donde alrededor del 20% de trabajadores siguen siendo pobres, es crucial para la población joven que desea o necesita entrar al mercado laboral.
En materia de Educación, el pacto pide aumentar la inversión pública en educación en la RM hasta el 4,9% del PIB, asegurar la estabilidad de las plantillas de docentes en centros educativos con importante presencia de alumnado vulnerable, ampliar las becas para apoyo educativo, reducir la tasa de abandono escolar hasta el 15% o aumentar la cobertura de la educación pública y gratuita a la etapa de
educación infantil de 0-3 años.
En cuanto a salud, citaré solo una de las medidas para ir acabando ya. Me refiero a la medida, todavía por cumplir, que pide la puesta en marcha de un Plan de Salud Inclusiva para reforzar la salud mental, con medidas específicas que atiendan las necesidades y circunstancias de los colectivos vulnerables.
A principios de este año, la Dirección General de Servicios Sociales y Relaciones del Tercer Sector, en un ejercicio de responsabilidad, evaluó el grado de cumplimiento de este pacto. Se puso de manifiesto que es mucho más lo que está por hacer que lo hecho hasta ahora. Y entre lo mucho que está por hacer hay una cuestión que incumbe de lleno a esta Asamblea.
La medida 48 del pacto habla de crear una Comisión de Pobreza y Exclusión Social de
carácter permanente. Sabrán que visitamos la Asamblea Regional cada año con motivo de la celebración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza el 17 de octubre y que en cada visita de los últimos 3 años se nos ha prometido la puesta en marcha de esta Comisión. Les insto a que sea así antes de que esta legislatura termine.
Una de las ideas que está en el núcleo de la EAPN es que acabar con la pobreza es una decisión política. Ustedes, que han recibido el encargo de las murcianas y murcianos de hacer política, háganla y háganla para asegurar el bien común de toda la población, también de ese más de 34% de niñas y niñas en riesgo de pobreza en la Región de Murcia.