El artículo que sigue se publicó originalmente en La Verdad dentro de la serie «Una ventana al tercer sector». La publicación original se puede leer aquí.
En el primer artículo de esta serie a la que hemos llamado “Una ventana abierta al tercer sector”, escribimos que una de nuestros objetivos era “[poner] en valor su rol esencial en el modelo de desarrollo territorial, en los procesos de cohesión social y en la lucha contra la pobreza y la exclusión social”. Para cuantificar ese valor esencial, nos asomábamos entonces a la ventana estatal y apuntábamos una serie de datos a nivel nacional. Las cifras dejaban bien claro que el tercer sector de acción social se ha convertido en un actor económico, político y social de carácter esencial.
En este nuevo artículo vamos a abrir otra ventana de datos pero esta vez orientada exclusivamente a la Región de Murcia y, en concreto, a las entidades que forman parte de la Red de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social en la Región de Murcia (EAPN-RM). EAPN-RM está formada por 43 entidades del tercer sector dedicadas a la lucha contra la pobreza. No hay espacio para nombrarlas a todas, basta con decir que no son la totalidad de estas entidades pero sí la parte principal de las mismas.
El pasado 04 de marzo, la red, en la persona de su presidenta Rosa Cano, compareció ante la Comisión de Pobreza de la Asamblea Regional. Allí, por primera vez, ofrecimos datos concretos sobre la importancia de las entidades de la red como actores económicos, políticos y sociales.
La mayoría de las entidades que integran la EAPN-RM tienen una media de 20-25 años de trayectoria. Acumulamos, por tanto, décadas de experiencia, de conocimiento, de investigación, de análisis y de innovación. Gracias a todo eso, contribuimos a la articulación de la sociedad murciana. Una articulación en la que también es importante el trabajo y la riqueza que generamos.
Tenemos en nuestras plantillas a más de 3545 trabajadores y trabajadoras y casi 9000 voluntarios y voluntarias. Son personas de todas las edades, de procedencias muy diversas y con toda clase de formaciones. Este talento humano es nuestra principal riqueza y está al servicio de una región que puede, si se lo propone, ser moderna, acogedora, incluyente, intercultural y diversa. Las entidades de la red y su personal técnico y voluntario están comprometidas con este proyecto de región que avanza y se construye sin dejar a nadie atrás.
Generamos un empleo de calidad, con un elevado índice de estabilidad de nuestras plantillas, a pesar del inestable modelo de financiación de las políticas sociales que tienen que ver con el tercer sector.
Los datos anteriores se corresponden a 2022, año en el que colaboramos con distintas administraciones públicas y privadas, desarrollando intervenciones con más de 222.421 personas y por un valor económico de 108 millones de euros en nuestra región. Estamos contribuyendo a inyectar en la región muchos millones de euros todos los años, procedentes de fondos Europeos, de fondos del Estado y de entidades privadas. Un dinero que aporta riqueza a nuestros municipios y ciudades, que genera muchos empleos, que repercute en la red de comercio local y que tiene un retorno en términos de impuestos.
Es oportuno señalar que todo lo anterior se convierte realmente en un valor diferenciador y específico por aquellos valores que defendemos y por el tipo de sociedad que trabajamos por construir. EAPN Región de Murcia, al igual que el resto del tercer sector regional, defiende una sociedad en la que todo el mundo vea satisfechos los derechos que le corresponden y aboga por el tipo de políticas que aseguren esos derechos al tiempo que promuevan el bien común.
Las políticas sociales pueden asegurar que ninguna persona se vea desprovista de sus derechos y fortalecen el bien común. Hace unos años, dentro de una campaña a favor de las rentas mínimas, EAPN-ES se refería a este instrumento de lucha contra la pobreza no sólo como “un instrumento de justicia social, sino de inteligencia económica, que beneficia al conjunto de la población”. Las rentas mínimas (tanto en su forma nacional de Ingreso Mínimo Vital como en la forma autonómica de Renta Básica de Inserción) permiten que las personas que las reciben inviertan en la compra de alimentos, el pago de suministros y otros servicios básicos que moverán la economía local. Las políticas sociales acaban beneficiando al conjunto de la sociedad.
La evidencia de que las políticas sociales son una inversión y no un gasto es defendida más allá del tercer sector de acción social. Son muchos los foros económicos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo o el Foro de Davos, que afirman que la inversión social influye de manera positiva en el crecimiento sostenible de las economías.
Acabamos señalando que cualquier planificación de políticas sociales llevada a cabo por las distintas administraciones debe de tener como pilar fundamental el hecho de que la inversión social es una inversión de presente y de futuro. Solo una políticas sociales fuertes pueden asegurar un crecimiento sostenible, donde se potencie la convivencia y la cohesión social de toda la sociedad.