Intervención de María Dolores Hidalgo Montesinos (catedrática del Departamento de Psicología Básica y Metodología de la Universidad de Murcia) en la jornada «La investigación como herramienta de transformación y avance social«.
El contenido de esta intervención pone el foco en tres aspectos:
1) La importancia de las variables psicológicas/personales para la comprensión de los fenómenos económicos y sociales, sin olvidar su papel en el establecimiento de políticas y programas de intervención social.
2) La importancia del diagnóstico, de una buena evaluación usando indicadores objetivos. Esto implica el rigor metodológico tanto en la definición de los indicadores como en el diseño de las herramientas para recoger la información referida a esos indicadores. Sin olvidar la dimensión psicológica que nos permita entender la realidad (en ámbitos tan determinantes para describir su situación teniendo en cuenta circunstancias sanitarias, sociales, laborales, educativas/formativas y económicas).
3) La práctica basada en la evidencia. Diseñar programas y políticas de intervención social basadas en indicadores objetivos y en evidencias científicas.
En este sentido, y con carácter ilustrativo, haré mención al estudio realizado para el CES acerca de las “Repercusiones en el bienestar de las familias de la Región de Murcia derivadas de la crisis Económica y Social provocada por la emergencia sanitaria de la COVID-19”. Estudios previos sobre el efecto de las epidemias biológicas, a menor escala que la actual, han puesto de manifiesto que éstas se acompañan de alteraciones en tres frentes: las propiamente biológicas, las psicológicas y las sociales, de modo que la estabilidad mental y emocional, a nivel personal, familiar y social, están en riesgo. Así, para conocer cuáles han sido los efectos en el bienestar psicológico de las familias con hijos e hijas menores producidos por el estrés económico, social y psicológico a raíz de la pandemia por la COVID-19 se utilizó una metodología mixta llevando a cabo dos estudios complementarios. En el primero se ha empleado una metodología de entrevistas en profundidad para alcanzar conclusiones cualitativas y captar las vivencias, con todos sus matices y puntos de vista, de los padres y madres y de la percepción acerca del bienestar emocional de sus hijos e hijas durante este tiempo de distanciamiento social. Los relatos y narrativas de las personas entrevistadas permiten dotar de un mayor significado y contenido el trabajo de investigación realizado, al mismo tiempo que permite identificar temáticas y evidenciar los indicadores relevantes. En el segundo, y teniendo en cuenta los resultados del estudio cualitativo, se elaboró el estudio por encuesta con la finalidad de obtener evidencias generalizables a la población objeto de este estudio. La elaboración y diseño del instrumento de recogida de datos cuantitativo (encuesta y cuestionarios) estuvo guiada por los resultados del estudio cualitativo, la revisión de la literatura científica y la experiencia del equipo de investigadoras. Los resultados de esta investigación nos han proporcionado
una radiografía sobre el bienestar emocional de las familias murcianas. En el 65,9% de las personas encuestadas informó de afectación emocional. El 50,1% manifestaron sentimientos de poca felicidad o depresión (bastante o mucho más de lo habitual). Este nivel de afectación fue diferente en función del género, mayor en las madres. Un dato importante es que el porcentaje de personas afectadas emocionalmente fue diferente en función del nivel de afectación económico el (76,7%) de los que su economía se ha visto afectada negativamente reportan mayor afectación emocional frente al 47,7%. En relación al estado de bienestar y salud de los menores percibidos por sus adultos responsables a través de los cambios observados, indican mayor afectación observada en niveles emocionales que se expresan con el enfado y la irritabilidad (51,7%) en los niños, niñas y adolescentes. Seguido de los sentimientos aumentados de preocupación, miedo o ansiedad (45,7%), así como, la aparición de sentimientos de tristeza y el aislamiento (44,7%). Sintomatología asociada con depresión/ansiedad. Complementariamente las variables donde se ha producido una disminución mayor, más de un 30% se encontraron: la alegría y confianza (34,7%), sentimientos de tranquilidad y relajación (34,9%) y sentimientos de vitalidad y alegría (34,8%). Todas puntuaciones congruentes con el estado de aumento del estrés propio del impacto por los cambios introducidos por la crisis sanitaria y, en concreto, por las medidas de distanciamiento social.
En estudios previos, ver revisión de Brooks et. al (2020), se informa que, en un gran número de personas, este estrés sostenido e intenso derivará en estados de ansiedad patológicos y en alteraciones anímicas de diferente tipo. Especialmente, las secuelas psicológicas y sociales van a seguir
presentes y se estima que su incidencia será alta, pudiendo llegar a afectar a más de un 25% de la población, tanto a corto como a medio y largo plazo. Se ha demostrado igualmente cómo la intervención psicológica temprana es un claro motor para la economía, incidiendo en el bienestar individual, e igualmente repercutiendo en la disminución de los gastos económicos que conlleva la cronicidad de las enfermedades, tanto en la demanda de servicios, como en la ingesta de medicamentos, en la contención y abordaje de los problemas relacionales y sociales, actuando sobre el núcleo mismo de la desigualdad, al incidir sobre los efectos psicológicos de las situaciones de pobreza, o a nivel empresarial en la mejora sobre el desempeño laboral de sus recursos humanos.
Algunas de las recomendaciones derivadas de nuestro estudio han sido:
- Desarrollo de programas y proyectos de atención familiar a través del sostenimiento coordinado de los sistemas de educación, servicios sociales y sanitarios bajo criterios avalados por la investigación.
- Planes estratégicos transversales con respuestas a las necesidades prioritarias emergentes, donde la dimensión psicológica sea tenida en cuenta como condición básica necesaria del bienestar personal y relacional.
- Aunar y optimizar los recursos públicos, concertados y privados de los diferentes niveles implicados, focalizando y ponderando las necesidades físicas y psicológicas, desde los recursos familiares y sociales constructivos, en particular, en las poblaciones más vulnerables.
La dimensión psicológica, considerar a la persona (“humanizar”) y su bienestar emocional son claves para el desarrollo social y económico de cualquier sociedad o comunidad.
Puedes ver el vídeo completo de la jornada y leer algunas de las otras intervenciones en la página de la jornada.