LA RED DE LUCHA CONTRA LA POBREZA Y LA EXCLUSIÓN DE LA REGIÓN DE MURCIA (EAPN –RM) APOYA LA HUELGA FEMINISTA DEL 8M
“Entre todos los factores que pueden incidir en la situación de pobreza de una persona, ninguno influye tanto como el hecho de ser mujer.”
La consigna es muy antigua pero no ha perdido nada de actualidad: De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades. Así imaginamos el mundo por venir, un mundo en el que todas las personas puedan desarrollar sus capacidades, un mundo en el que todas las personas vean satisfechos los derechos que les son propios. Desaparecerían así, las situaciones de vulnerabilidad, que hoy son tan frecuentes[1], y la sociedad se vería enriquecida con las aportaciones de todas las personas que la conforman. En nuestro discurso habitual hablamos de pobreza y exclusión, pero también de desequilibrios y discriminación. Somos conscientes de que no solo vivimos en una sociedad a cuyos márgenes expulsamos a miles de familias[2], también en una sociedad que todavía mantiene a una de sus mitades sometida a unas condiciones de desigualdad intolerables.
La XIV Asamblea de EAPN España (la red estatal de la que formamos parte), celebrada en Zaragoza en noviembre del año pasado, acabó con una resolución sobre género y desigualdad. En dicha resolución se constataba que “entre todos los factores que pueden incidir en la situación de pobreza de una persona, ninguno influye tanto como el hecho de ser mujer”. Algunas situaciones, no por seculares, deben aceptarse como naturales. Porque la situación de la mujer en nuestra sociedad no es natural, no es inevitable. Es consecuencia de unas normas de funcionamiento que nos hemos dado, o aceptado, y que en nuestra mano está el cambiarlas. “La ‘feminización de la pobreza’ avanza. Las medidas de austeridad aplicadas en las políticas en el contexto de la crisis han afectado más negativamente a las mujeres que a los hombres, ocasionando una involución en los avances conseguidos en los últimos años en materia de género”.
Una serie de datos que ilustran lo que decimos:
- El acceso, presencia y promoción de la mujer en el mercado laboral está continuamente interferido por el reparto desigual de las responsabilidades y cuidados.
- Las mujeres tienen salarios más bajos que los hombres por el mismo trabajo, rondando la brecha salarial el 17%. Pero esta situación no se acaba en la etapa laboral, multiplicándose la brecha de género en las pensiones, en un ámbito donde ronda el 34%.
- La vulnerabilidad de las mujeres se multiplica en cuanto van cumpliendo años, tienen hijos e hijas a cargo o personas en situación de dependencia y/o disponen de baja cualificación.
- El sector de servicios y cuidados, donde las mujeres tienen una mayor presencia, se caracteriza por la precariedad, la temporalidad, la parcialidad, los bajos salarios y el bajo nivel de protección.
- Prácticamente la totalidad de las personas que realizan los cuidados no profesionales de la Ley de dependencia son mujeres. Al nulo o muy precario reconocimiento laboral de su labor, se une la falta de reconocimiento de la sociedad.
- Las mujeres son el 58,7% de quienes solicitan la RMI y el 54,2% de quienes perciben las ayudas de emergencia social.
- Las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres a las tareas del hogar y la familia.
- Las familias monoparentales encabezadas por mujeres (monomarentales) tienen las tasas más altas de riesgo de pobreza y de privación material. Y están entre las más afectadas por la pobreza energética.
- La desigualdad de género no es algo homogéneo, en ella se entrecruzan otras características personales relacionadas con el origen, la etnia, la discapacidad, la edad… que potencian las situaciones de discriminación y exclusión que experimentan las mujeres.
Mientras nos sumamos a la Huelga Feminista del próximo 8 de marzo, con la convicción de que se puede cambiar lo que funciona mal, asumimos unos compromisos para colaborar en la construcción de ese mundo en el que las mujeres vivan en pie de igualdad, y colaboración, con los hombres (y, por supuesto, el resto de géneros). Nos referimos a estos compromisos:
- Detectar, medir y abordar el impacto que la desigualdad de género tiene en las situaciones de pobreza y exclusión social.
- Abogar por políticas y medidas apropiadas que puedan prevenir y eliminar las causas y formas de pobreza específicas de género.
- Potenciar la igualdad en la toma de decisiones dentro y fuera del sector.
Compartimos este paso adelante dado por las mujeres; esta toma de la palabra sin tutela, consejo o dirección masculina alguna; este reconocimiento de su fuerza social, económica y política; esta evidencia de que los ámbitos en los que reclamar la igualdad son muchos: laboral, educativo, doméstico… Sabemos que, tras este, vendrán muchos pasos más. Los daremos juntas.
RED DE LUCHA CONTRA LA POBREZA Y LA EXCLUSIÓN DE LA REGIÓN DE MURCIA (EAPN –RM)
[1] En España la tasa de personas en riesgo de pobreza y exclusión social es del 27,9%; en la región de Murcia, ese porcentaje sube al34,8 %
[2] El 13,4 % de la población menor de 60 años residente en la Región de Murcia vive en hogares con baja intensidad de empleo (la intensidad de trabajo por hogar se define como la relación entre el número de meses trabajados efectivamente por todos los miembros del hogar y el número total de meses que, en teoría, podrían trabajar como máximo todas las personas en edad de trabajar del hogar).