Foto: Sara Cortés (segunda por la derecha) en las movilizaciones del 8M del año pasado en Murcia.
La feminización de la pobreza no es solo que los indicadores de pobreza afecten con mayor contundencia a las mujeres. Es también la forma en la que la discriminación de género hace que la pobreza sea peor.
La entrevista que sigue forma parte de la campaña #MujeresContraLaPobreza que iniciamos el 8 de Marzo del año pasado. Puedes conocer la campaña, el material y las acciones en el siguiente enlace:
Me llamo Sara Cortés Fernández, nací el 11 de junio de 1994, en Murcia.
Graduada en Trabajo Social por la Universidad de Murcia, especializada en la intervención social con la comunidad gitana por la Universidad de Navarra y formada en igualdad de género, prevención de la violencia de género y derechos humanos. Así como en procesos de acompañamiento durante la intervención social centrados en la persona: relación de ayuda.
Recuerdo que mi andadura dentro del mundo de lo social comenzó en un barrio con altos índices de pobreza y exclusión de Murcia, cuando por aquel entonces era alumna en prácticas de los servicios sociales de atención primaria, las experiencias y procesos de acompañamiento que lideré a través de la UTS a la que pertenecía, me sirvieron para comprender y palpar el fenómeno de la exclusión social en la realidad de las personas, manifestándose en cada una de ellas de forma distinta pero con un denominador común: la vulneración continua de derechos fundamentales, principalmente de personas gitanas.
Tras eso, dediqué mi andadura profesional al trabajo con la comunidad gitana, mi primer trabajo remunerado lo desempeño como profesora de refuerzo escolar en las zonas de El Puntal y Cabezo de Torres, en donde desarrollaba funciones de acompañamiento al alumnado tanto gitano como no gitano, con el fin de impulsar su proceso de aprendizaje ofreciendo los apoyos necesarios para conseguir promoción dentro del sistema educativo. Seguidamente pasé al trabajo social con familias, interviniendo principalmente en el área de educación, dentro de la Fundación Secretariado Gitano. Hasta que comencé mi andadura en el trabajo social de casos, concretamente con mujeres gitanas en situación de extrema vulnerabilidad, de esta etapa profesional guardo grandes recuerdos y destaco cómo los procesos de empoderamiento de las mujeres, están generando cambios a nivel sistémico y comunitario tanto dentro como fuera de la comunidad gitana.
Actualmente me dedico a coordinar dos de las zonas de intervención de la Fundación Secretariado Gitano en Murcia, participando en la zona de Alcantarilla dentro de un proyecto de intervención comunitaria ofreciendo una línea de empleo y otra de mujer e igualdad, encuadrado dentro del PROYECTO HISTORIAS DE BARRIO.
A nivel personal siempre me he definido como una persona flexible, cercana e impulsora de acciones que permitan garantizar la justicia social para todas aquellas personas que protagonicen realidades carentes de ella, aportando mi granito de arena a la construcción de una sociedad más inclusiva y tolerante con la diversidad.
¿Qué te dice, desde tu práctica diaria, la expresión “feminización de la pobreza”?
Durante el tiempo que llevo trabajando en la fundación secretariado gitano, y en específico acompañando procesos de intervención dirigidos principalmente a mujeres gitanas, he podido observar cómo la expresión “feminización de la pobreza” existe, es real, fuertemente palpable y que se agudiza mucho más en ciertos perfiles de mujeres.
Vivimos en una sociedad en donde las mujeres presentan mayores niveles de pobreza, derivados de la existencia de menos oportunidades para las mujeres. Menos oportunidades en su situación laboral, en su capacidad adquisitiva, en el acceso a espacios de poder y/o toma de decisiones… Estos mayores niveles de pobreza derivan de la asignación de roles que la sociedad sigue manteniendo y que actúan limitando a las mujeres en la inmensa mayoría de ámbitos y dimensiones del bienestar.
Yo soy de las que siempre reivindica que las desigualdades de género existen, en todas las sociedades, en todas las culturas, en todos los grupos sociales y que las protagonizan todas las mujeres, dado que todas vivimos en una sociedad patriarcal que marca delimitando. Pero no se puede obviar que esta realidad se acentúa especialmente en todos aquellos grupos de mujeres más vulnerables, mujeres de determinada procedencia geográfica, que viven en determinados hogares, con escasos e irregulares ingresos, que han tenido dificultades en el acceso y durante la continuidad de la formación reglada, a las que se le han impuesto unos roles sobre otros…
Igual que tampoco se puede obviar la realidad de las mujeres gitanas, y lo digo en plural, nosotras partimos de una desventaja que se ve materializada en la existencia de menos oportunidades desde un enfoque, al menos, bidimensional y discriminatorio por razones de género y por razones de pertenencia étnica. Es decir, por un lado, nosotras, las mujeres gitanas compartimos con el resto de mujeres las consecuencias de vivir bajo una sociedad en la que siguen predominando los valores masculinos como superiores; que se nos inculquen unos roles que nos relegan frente al hombre pero, además, nosotras, al pertenecer a una de las minorías étnicas más estigmatizadas de Europa, se nos discrimina de forma específica por ser mujeres y por ser gitanas.
Esa discriminación interseccional toca de lleno a la amplia diversidad de perfiles que existen de mujeres gitanas, preocupándome aún más si cabe, ese perfil de mujeres gitanas con las que llevo años interviniendo, un perfil caracterizado por la confluencia de factores como escasez de recursos económicos, bajos niveles de instrucción, cargas familiares y roles muy definidos, presiones de su propio entorno y ausencia de reconocimiento por parte de la sociedad mayoritaria, que en ocasiones limita el disfrute de sus derechos como ciudadanas.
Has trabajado como agente de igualdad en la Fundación Secretariado Gitano, ¿en qué deben seguir mejorando las entidades del tercer sector para avanzar en igualdad?
Considero que las entidades del tercer sector tienen que seguir avanzando en incluir la perspectiva de género en todas las fases del proceso de intervención con personas en situación de riesgo o exclusión social, pero además pienso que no sirve la incorporación de una perspectiva de género lineal, los procesos de acompañamiento e intervención social que requieren las necesidades de la sociedad actual, hacen necesario que todos y todas las profesionales del tercer sector incorporen en los momentos de análisis, diagnóstico y desarrollo de acciones e intervenciones con personas, la perspectiva intercultural e interseccional y que para ello, prioricen su formación es estas áreas.
Al igual que considero necesario que las entidades del sector deberían estar conformadas por profesionales diversos, de diferentes orígenes, nacionalidades… que promueven indirectamente el enriquecimiento de las intervenciones.
Queremos hacerte la siguiente pregunta: ¿Cómo ha cambiado en los últimos años la situación de la mujer en el pueblo gitano? Pero antes debemos preguntarte si está bien formulada, es decir, si existe “el pueblo gitano” como una entidad homogénea.
Una de las principales características que define a la comunidad gitana es la diversidad, la diferencia entre las personas que formamos parte de ella. Por consiguiente, uno de los sexos, el de las mujeres gitanas, también se caracteriza por ser un grupo diverso y heterogéneo, existiendo así multitud de perfiles de mujeres gitanas, con situaciones, necesidades y procesos de promoción y empoderamiento diferentes, es por eso, que la comunidad gitana no se puede presentar como una entidad homogénea.
Destacar como uno de los cambios más significativos vividos por las mujeres gitanas en los últimos años, el de haber alcanzado procesos de empoderamiento y promoción a unos niveles que han posibilitado el surgimiento de una nueva identidad de mujeres gitanas que priman los valores y tradiciones de la propia cultura incorporando a todos ellos la importancia de todas aquellas cuestiones que inciden en la mejora de sus condiciones de vida, como es el acceso al mercado laboral, a la formación reglada, a los autocuidados y prioridades en temas de salud y a la construcción de nuevas modalidades de roles de género materializados en la existencia de una asunción de tareas compartida, principalmente entre los y las más jóvenes de la comunidad gitana. Todo esto ha posibilitado que los niveles de autopercepción y autoestima de las mujeres se hayan visto incrementados, posibilitando la existencia de mujeres con capacidad de liderazgo y referentes tanto para la propia comunidad gitana como para la sociedad mayoritaria.
Y aunque esto es lo que se está observando en los últimos años, también es cierto que existen muchos aspectos de mejora de acuerdo al entorno socio económico en el que se encuentren las mujeres gitanas, ya que este podrá acompañar o no, facilidades para ello. Siendo necesario, en este sentido, poner los apoyos suficientes para este progreso por parte de los poderes públicos y responsables políticos.
La Fundación Secretariado Gitano lanzó hace unos meses la campaña “El pupitre gitano” para conocer “las barreras que tiene que superar el alumnado gitano” ¿cuáles son esas barreras en la Región de Murcia?
Como bien comentas, nuestra última campaña de sensibilización, “El pupitre gitano”, ha sido lanzada con el objetivo de sensibilizar y dar a conocer las dificultades a las que se enfrentan a diario niños y niñas gitanas en el sistema educativo y que les conducen a un abandono escolar temprano; barreras y dificultades que en muchas ocasiones resultan invisibles para el resto de la sociedad y que es necesario que se conozcan y que las administraciones públicas las contemplen, con el fin de que puedan apoyar una necesidad ingente que tiene el alumnado gitano en la actualidad, y que es garantizar el derecho a la educación y la igualdad de oportunidades reales para el alumnado gitano.
Algunas barreras y dificultades que yo destacaría y que podemos encontrar en el alumnado gitano de la Región de Murcia, es que muchos chavales y chavalas acuden a clase y forman parte de un sistema que no ha sido capaz de compensar las desigualdades de partida de algunos/as de estos alumnos/as. Nos encontramos con la necesidad de trabajar con el alumno/a como centro de aprendizaje, proporcionándole una orientación individualizada y promoviendo un trabajo coordinado entre centro educativo y familias. Avalando esta necesidad estamos trabajando desde la FSG, desde el programa Promociona como experiencia de éxito en este campo. De igual manera, destacar la existencia de prejuicios y estereotipos arraigados, tanto por parte del resto de compañeros/as como por parte de agentes socializadores que lastran su proceso o incluso la existencia de centro educativos segregados, en lo que entre el 70 y 80% del alumnado del centro, es de etnia gitana, lo que perpetúa la estigmatización y termina por afectar a la calidad educativa.
¿Y cuáles son las diferencias, si las hay, entre las niñas y los niños gitanos?
Como diferencias destacaría algunos indicadores muy reveladores.
Uno de los más alarmantes y que presento como premisa para dibujar estas deferencias es que seis de cada diez alumnos/as gitanos abandonan los estudios sin acabar la ESO. Destacar como tramo de edad más significativo, el que afecta a las chicas de entre los 15 y 16 años, periodo de tiempo en el que va descendiendo de manera progresiva el número de chicas que se mantienen en el sistema educativo, produciéndose el abandono en 2º ESO, alegando motivos diferenciados. Muchos chicos apuntan al hecho de desear buscar trabajo, sin embargo, las chicas argumentan motivos y responsabilidades familiares.
Destacar también en relación a la educación postobligatoria estas diferencias, ya que solo el 3,4% de la población gitana sigue estudiando en este tramo, y pese a que el porcentaje de chicas escolarizadas a estas edades es menor que el de chicos, son ellas las que en mayor medida optan por proseguir sus estudios de bachillerato.
¿Cuándo dejará de ser reseñable que una mujer gitana tenga un título universitario?
Dejará de ser reseñable que una mujer gitana tenga un título universitario cuando:
- Todas las mujeres gitanas tengan las mismas oportunidades y no se les limite el disfrute de sus derechos como ciudadanas, dejando al margen los clichés y las discriminaciones.
- Cuando se conozca realmente la diversidad que caracteriza a la comunidad gitana, ya que será entonces cuando sea posible la visibilizacion de la heterogeneidad de las personas gitanas y por ende de las mujeres gitanas.
¿Te consideras feminista?
Si, y además sin ninguna duda.
No entiendo una promoción de la igualdad de género sin caminar de la mano tanto con hombres como con mujeres y siendo impulsada como no, también por mujeres gitanas.